Visión de mercado
¿QUÉ ESTÁ DETRÁS DE LA RECIENTE VOLATILIDAD EN LOS MERCADOS FINANCIEROS? ¿HAY MOTIVOS PARA PENSAR QUE ESTAMOS FRENTE A UNA CORRECCIÓN DE CORTO PLAZO?
Sergio Quintana Urioste
Economista; Magister Universidad Católica de Chile; Socio de Forecast Consultorías e Inversiones.
Luego de un extenso período de alzas sostenidas y relativa calma, los mercados financieros internacionales ingresaron a fines del mes de enero a un episodio de mayor turbulencia y preocupación, cuya principal secuela fue la caída generalizada en los mercados accionarios. Adicionalmente, los precios de las materias primas retrocedieron, mientras que se incrementó la percepción de riesgo.
La aparición de dicho temor en el mercado fue consecuencia de un conjunto de indicadores en Estados Unidos que daban motivos para pensar en la presencia de mayores presiones alcistas sobre los precios de los bienes y servicios, en un contexto de fuerte crecimiento. Es decir, probablemente más inflación. La mayor inquietud en esta materia llevó al mercado a especular que, con el fin de controlar la amenaza, la autoridad monetaria podría incrementar con mayor fuerza las tasas de interés, impactando así la actividad y la valoración de los activos financieros, entre ellos, los precios de las acciones.
A ello se sumó la preocupación de que podría desatarse una guerra comercial luego de que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara su decisión de implementar tarifas a las importaciones de acero y aluminio, y la posterior amenaza de represalia por parte de varios socios comerciales. El nerviosismo se acentuó en los últimos días tras la renuncia de Gary Cohn, principal asesor económico de Trump. Ello es particularmente importante por cuanto Cohn moderaba las medidas más radicales del mandatario en materia económica. El mercado tomó esta noticia como una clara señal de que el Presidente Trump no se verá disuadido de implementar los mencionados aranceles.
Frente a este panorama, si bien es difícil determinar si aún quedan pendientes ajustes adicionales en los mercados, hay motivos para pensar que el reciente episodio constituye una corrección de corto plazo. Ello, considerando que los fundamentos de la economía global son saludables, el crecimiento mundial elevado y las perspectivas de crecimiento de las utilidades corporativas favorables. Adicionalmente, las tasas de interés a escala global se mantienen en niveles aún muy bajos.
Sin perjuicio de lo anterior, los principales riesgos que enfrentan los mercados financieros se encuentran principalmente en dos dimensiones. Por una parte, una violenta escala en las tasas de interés, lo cual podría ser el resultado de una inflación más alta de la esperada y, por otra, el desencadenamiento de una guerra comercial. La materialización de cualquiera de estos dos factores de riesgo tiene un potencial impacto negativo sobre los mercados financieros.
“La reactivación de la economía refleja en parte una situación internacional más favorable. Así, la economía mundial está transitando sobre un terreno más firme en términos de crecimiento, mientras el fenómeno de expansión se está dando de forma armonizada entre las principales regiones del globo”.
Tras un largo período de un débil y decepcionante crecimiento de la economía chilena, finalmente se comienzan a apreciar señales de reactivación. En este sentido, la actividad en el comercio ha ganado fuerza, el sector de la construcción muestra indicios de recuperación, la inversión en maquinaria y equipo se ha fortalecido, mientras que ha comenzado a emerger un mayor optimismo entre las familias y las empresas.
La reactivación de la economía refleja en parte una situación internacional más favorable. Así, la economía mundial está transitando sobre un terreno más firme en términos de crecimiento, mientras el fenómeno de expansión se está dando de forma armonizada entre las principales regiones del globo. En tanto, los principales bancos centrales mantienen las tasas de interés en niveles bajos. Lo anterior se ha traducido en un repunte de la demanda externa por nuestros productos, en precios de las principales exportaciones más elevados, entre ellos el cobre, y en un acceso al financiamiento externo para las empresas locales más amplio y en condiciones más favorables.
A nivel interno, la moderación en las alzas de los precios de los bienes y servicios se ha traducido en un aumento en la capacidad de compra de las familias, mientras las tasas de interés en todos los segmentos de crédito se encuentran en niveles históricamente bajos. En tanto, la incertidumbre política está quedando fuera del foco de preocupación de los inversionistas. Ello, además, se da en un contexto de mejoría en los niveles de confianza.
Todo lo anterior sugiere que la economía chilena tendrá un muy buen 2018, con un crecimiento que podría situarse en el rango de 3,5% – 4,0%. Sin perjuicio de ello, el desempeño de la economía en un mediano plazo dependerá críticamente de las políticas que implemente la nueva administración.